Puedes reformar tu casa de arriba a abajo por mucho menos dinero de lo que te costaría comprar una casa nueva. Y más ahora pues los costes de la construcción han bajado, y las ayudas y beneficios fiscales para la reforma de vivienda han aumentado.
Aún cuando sea una pequeña reforma, busca profesionales acreditados e, idealmente, con referencias. Es importante que además cuenten con un seguro de responsabilidad civil profesional que les cubra en caso de accidente. Tú, por tu parte, comprueba que tienes un seguro del hogar que cubra los posibles daños que se pudiesen producir en la vivienda y en la comunidad de vecinos.
Pide siempre que te facturen con IVA. Así podrás deducirte por las obras, solicitar ayudas públicas y, lo más importante, reclamar si la reforma se terminó mal.
Una vez tengas clara la reforma, pide, al menos, tres presupuestos diferentes. Solicita que estén detallados por partidas (albañilería, electricidad, fontanería…) y que especifiquen la calidad de los materiales a utilizar. Así podrás compararlos punto por punto y negociar la rebaja de algún apartado concreto.
Respecto a los materiales de la reforma, salvo que tengas la posibilidad de obtenerlos a buen precio, déjalo en manos del profesional, ya que puede obtener importantes descuentos de los proveedores.
Una vez seleccionado un presupuesto, inclúyelo como anexo en el contrato de obras. Es vital que este contrato fije una fecha de finalización de la reforma, superada la cual el profesional deberá pagar una penalización (por ejemplo, 60 euros por día de retraso).
Es habitual pagar una entrada que cubra la compra de los materiales, pero no debería superar el 30% del presupuesto total. Asocia el resto de los pagos a la realización de determinadas obras: albañilería, fontanería… Y deja siempre una cantidad pendiente para el final de la reforma.
Si la reforma es importante tendrás que pedir permiso a la Comunidad. Y necesitarás su apoyo unánime cuando las obras afecten a la estructura del inmueble (muros de carga), a la fachada o a los elementos comunes; así como cuando se produce una segregación de la vivienda buscando efectos jurídicos.
Si la reforma es de pequeña entidad (pintar, cambiar las ventanas…) no es preciso pedir permiso a la comunidad. Pero conviene avisar a los vecinos que comparten pared sobre el horario y los plazos de las obras. Tampoco está de más dejarles un número de teléfono por si se produce algún incidente.
Hay reformas que precisan de una licencia de obra mayor, en cuyo caso hay que presentar en el Ayuntamiento un proyecto firmado por un arquitecto. Nos referimos a obras que afecten a la estructura del inmueble (muros de carga), a la fachada o a los elementos comunes; así como las que amplíen el volumen del inmueble o impliquen un cambio de uso (un piso que se transforma en un local, por ejemplo).
El resto de las reformas se consideran de obra menor. Algunas pueden precisar de una licencia de obra menor o, simplemente, de un acto comunicado. Infórmate en tu Ayuntamiento.
Al coste de los materiales y la mano de obra, deberás sumar el de las licencias y tasas del Ayuntamiento. Y también deberás pagar el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras, que supone el 4% del presupuesto.
Pero también existen ayudas de las Comunidades Autónomas (promovidas por el Ministerio de Industria y el IDAE) para la sustitución de la caldera, el aparato de aire acondicionado, los electrodomésticos o las ventanas, siempre y cuando mejoren la eficiencia energética de la vivienda. La mejor forma de informarse es dirigirse a la Consejería de Economía.
Otras ayudas directas, que pueden cubrir hasta el 40% del presupuesto, son las concedidas por el Ministerio de Fomento y las Comunidades Autónomas para reformas que:
Eso sí, las viviendas deben tener más de 12 años de antigüedad. Infórmate de los detalles en la Consejería de Vivienda de su Comunidad Autónoma (deberás solicitarlas antes de empezar la obra).
Las obras de mejora y rehabilitación de la vivienda pueden beneficiarse de la aplicación de un IVA reducido del 8% . Se trata de obras realizadas antes del 31 de diciembre de 2012, y se excluyen aquéllas que sean pagadas en metálico.
El Gobierno ha decidido ampliar la mejora del tratamiento fiscal de las reformas en viviendas para tratar así de activar el sector. Así, a partir del 7 de mayo de 2011, los beneficios fiscales no afectan sólo a las obras en la vivienda habitual: los beneficios se extenderán a las que se lleven a cabo en cualquier otra vivienda, incluidas las que se pongan en alquiler, con la única excepción de que no estén afectas a actividades económicas por parte del contribuyente. Con estas nuevas medidas:
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